Formación Permanente y proyección carismática

“Todos los actos de la redención son actos de caridad”. Como la caridad es difusiva, el gesto que anima la vida de nuestra Congregación puede ser asumido por personas que, deseosas de seguir las huellas del Fundador, integran la familia espiritual y prolongan con su obrar nuestra misión en la Iglesia y en la sociedad.

La formación continua que es una constante renovación espiritual, profesional y apostólica, es de vital importancia para las hermanas. Cada Religiosa sienta verdadero aprecio por el estado de vida que voluntariamente abrazó. Vivirá con alegría y no escatimará esfuerzo para vigorizarla cada día, como lo hicieron las primeras Hermanas. Const. N°142.

• La formación debe realizarse a la luz de la historia y tradición de nuestra Congregación. Es determinante profundizar, personal e institucionalmente, en los aspectos de nuestro pasado, para responder a las exigencias de nuestro carisma, con fidelidad creativas y abiertas a los nuevos tiempos y circunstancias de nuestro apostolado.
• Estar atentas al desarrollo de la vida es estar atentas a lograr cada día una configuración más plena con Cristo. Y esto se logra cuando la persona consagrada vive atenta a todas las circunstancias que la rodean, no para dejarse llevar por ellas, sino para aprovechar de ellas los elementos propicios para lograr su configuración con Cristo.