"Para llegar al fin, amar..." Fr. José León Torres

Identidad

“Somos Hermanas Mercedarias enviadas por Cristo Redentor para anunciar el Evangelio de la libertad y de la caridad en las periferias de las nuevas cautividades”, es la expresión que nos iluminó y orientó para revisar y actualizar el texto de las Constituciones en el XXI Capítulo General.

La Identidad surge del carisma fundacional, es decir, del don que recibe de fundar y que el Padre Torres recibió, como fruto de la gracia de Dios y que lo concretó en el “Instituto querido”, poniendo el don al servicio de la redención de cautivos.

El Venerable Padre José León Torres, mercedario, inspirado por el Espíritu Santo y en el momento de consagración en la Eucaristía, vislumbró la presencia de esta Congregación, en un momento histórico particular de su tiempo, amenazada por la falta de libertad en la formación cristiana y la cautividad de la ignorancia, en los más débiles y vulnerables.

La realidad en la que vivimos hoy, también, nos invita a responder de una manera nueva al Carisma heredado de nuestro fundador. Este desafío, implica un conocimiento más profundo de las raíces, para poder responder con audacia y valentía a estos nuevos contextos que vivimos.

Damos gracias a Dios porque su Espíritu nos impulsa a iniciar procesos de transformación que abren caminos de gracia, que hoy necesitamos transitar para responder a lo que el mundo y la Iglesia espera y necesita de nosotras.

La Congregación de Hermanas Terceras Mercedarias del Niño Jesús nació el 1° de octubre de 1887 en Córdoba como fruto de gracia que el Espíritu produce en la Iglesia. Impulsado por la Caridad Redentora Fray José León Torres, Mercedario, la fundó sólo apoyado en una gran fe en Dios, una confianza ilimitada en María Santísima de la Merced y en el deseo de que se haga algo que redunde en bien de la Orden.

Nuestra Congregación, como familia mercedaria cuyo centro es la Eucaristía, cultiva la oración y la contemplación, la observancia y la austeridad, la fraternidad, la servicialidad y la acogida, la alegría y la libertad, la laboriosidad, el estudio y fuerte vida común, buscando en todo, la voluntad de Dios.

NUESTRA MISIÓN

La misión de la Congregación, es respuesta fiel a la herencia que nos dejó nuestro Padre Fundador, a ser activas colaboradoras desde sus Obras, en la vida y misión de la Iglesia desde el modo propio de ser redentoras.

La Misión o fines específicos de la Congregación es ejercer la caridad con el prójimo:

Expresan nuestras Constituciones, que la Mercedaria del Niño Jesús, debe orientar toda su vida y servicio apostólico, como fruto de la contemplación del Misterio Trinitario. Reconoce el Amor Misericordioso y gratuito de Dios Padre, que llama a descubrir en este Amor la fuente de toda misión y enseña a mirar especialmente, al hombre y a la mujer oprimidos, descubriendo su dignidad como personas.

Tarea que la religiosa mercedaria lo realiza:

  1. Educando.
  2. Iniciando a los jóvenes en los trabajos.
  3. Recibiendo y asistiendo a niños y mujeres necesitadas.
  4. Poniendo todo bajo María, nuestra Madre.
  5.  

Hace presente la Caridad redentora:

  1. Formando y educando sistemática y asistemáticamente en:
    – Todos los niveles de enseñanza y todas las etapas de la vida.
    – Escuelas de misión, de asistencia social, de educación diferente,
    Integración, organización del apostolado en organismos eclesiales de pastoral,
    – Formación de catequistas y agentes de pastoral,
    – Seminario, cursos, conferencias, 
    – Educación permanente de la fe en todos los ámbitos,
  2. Promoviendo, asistiendo y acompañando en:
    – Talleres de capacitación,
    – Guarderías y jardines maternales,
    – Hogares,
    – Y toda obra de promoción humana y de evangelización. 

 

La Hermana Mercedaria del Niño Jesús hace visible y efectivo el ejercicio del apostolado educativo y asistencial en nombre de la Iglesia y del Instituto en obras propias.

Dentro del Pueblo de Dios, desde la dimensión liberadora, hacemos visible nuestra actividad apostólica en las distintas obras de la Congregación: así la que tiene el don de enseñar, enseñe, la que ha recibido el don de consolar, consuele, acompañe, aliente al hermano necesitado, a fin de que cada Hermana desarrolle su personal vocación, en obediencia, según la misión que la Congregación realiza en la Iglesia y sociedad.

VIDA FRATERNA

Para nosotras la vida fraterna con estilo familiar, es uno de los pilares más fuertes en la vida consagrada como mercedarias, que intentamos poner en práctica constantemente con múltiples gestos, como por ejemplo el famoso, recreo de las 10hs, donde todas hacemos un corte breve para encontrarnos y compartir un rato fraterno.

El signo por excelencia que nos dejó el Señor es la unidad en el amor, “No hay virtud comparable a la caridad ni de mayor necesidad en los actos de la vida”.

Creemos que la verdadera unidad entre los miembros de una comunidad religiosa es de absoluta y urgente necesidad, para vivir al máximo la caridad redentora en lo concreto y próximo de todos los días. Es decir, que cada Hermana construirá la comunidad fraterna con caridad redentora, desde el Espíritu de las Bienaventuranzas.

La comunión fraterna en cuanto tal, es apostolado.