xxx joyporn.me foxporn.me pornpk.me pornsam.me justpornv.com onlypornk.com mpornz.com hipornv.com pornz10.com ionporn.tv
"Para llegar al fin, amar..." Fr. José León Torres

HERMANAS FUNDADORAS

Hermana María de las Mercedes Ferreyra

Nació en la ciudad de Córdoba en 1858, un 12 de octubre con el nombre de Nicasia Ferreyra. Desde su tierna infancia fue creciendo en el amor por Nuestra Madre de la Merced, acompañando a sus padres a la Basílica de la Merced, hogar de los frailes de dicha Orden.
En su juventud deseaba de corazón vestir el Santo hábito de su amada Madre; es por eso que le pedía que la bendiga trayendo hijas suyas a nuestro país. Buscando expresar sus inquietudes, acompañarse en el crecimiento de fe, es que conoce al Venerable Padre Torres, quien luego es su confesor y amigo.

Luego de unos intentos fallidos de presencia femenina Mercedaria en la Argentina, parecía que ya no había esperanzas posibles para esta jóven. Sin embargo cuando Fray José León Torres le pidió ayuda para buscar más jóvenes a fin de fundar una nueva Congregación, sus esperanzas y sueños florecen, se aboca así a esta misión de encontrar a quienes serían sus Hermanas.

Al momento de la fundación, la Hna. Mercedes era ya docente amante de su profesión, y este amor quedó patente en su actuar, en sus gestos, en su entrega diaria para con las niñas y mujeres que acompañó. Y hasta días antes de su muerte paseo por las aulas y pasillos del colegio, escuchando y formando esos pequeños corazones. Y el 18 de junio de 1937 parte con alegría a la casa del Padre.

Hermana María de la Cruz Funes

Nace en Córdoba el 12 de enero de 1864 Ambrosia Funes. Crece en el corazón de una familia, social y económicamente, bien ubicada. Hija menor, sociable, alegre, culta y con firme determinación, se ganó la simpatía de mucha gente de la alta sociedad y se movía en esos círculos; sin embargo eso no le impidió cultivar un alma empática, sencilla, humilde.

Ambrosia, joven buscadora, forma parte de las 10 primeras religiosas que acompañan al Padre Torres en la fundación de nuestro Instituto, llamándose desde ese momento Hermana María de la Cruz Funes, y por sus virtudes fue la primera Comendadora de esa comunidad.

Durante su vida religiosa sus modales y cultura le sirvieron para brindar cálido recibimiento, así cómo también para acompañar el crecimiento de sus propias Hermanas. Fue alumna brillante de Nuestro Padre Fundador, creciendo de su mano en la innata humildad, asemejándose de esta manera cada vez más al Divino Redentor.

Luego de largos años de testimonio vivo de alegría y calidez; y habiendo visto crecer su amada Congregación, falleció el 27 de agosto de 1955.

Hermana María de Cervellón Bustos

Anastasia Bustos, nace en las serranas tierras cordobesas. Su familia estaba impregnada de virtudes cristianas, que se cultivaban con prácticas cotidianas. Siendo ella muy joven aún, en Córdoba, se respiraban unos aires muy particulares: la vida conventual estaba en pleno crecimiento, el aroma de fe, de santidad y de caridad redentora impregnaba el ambiente; y con particular fuerza pudo vivirlo esta muchacha en la Iglesia de La Merced, pues allí conoció a un profundo hombre de fe, a un joven y sabio sacerdote: Fray José León Torres, a quien recurría para el sacramento de la confesión.

Corría el mes de julio del año 1887, cuando la Señorita Bustos es invitada por su confesor a formar parte de una nueva fundación, de un Instituto de Mercedarias. Y ya sabemos cuál fue su respuesta, pues el 1° de octubre de ese mismo año, tomando el blanco hábito, pasa a ser la Hermana María de Cervellón Bustos. Compartió con sus otras nueve hermanas de religión la alegría, los nervios, el entusiasmo, las idas y venidas con los preparativos, pero sobre todo compartió con ellas la profunda entrega en alma y cuerpo al Amado.

Durante su vida conventual fue exactísima en sus deberes, pues en cada tarea que se le encomendaba ponía singular empeño y amor; también sobresalía en su cotidianeidad su espíritu de obediencia. De su carácter podemos decir que era generosa, apacible, inspiraba confianza y repartía alegría -sus cercanos cuentan que no perdía ocasión para compartir bromas, chistes, siempre de forma muy prudente y cuidada- es ella ejemplo de felicidad en la entrega.

Sin embargo, nuestra Hermana padecía una enfermedad que, entre otras cosas, hizo que perdiera su vista, pero gracias a su profunda confianza en el Padre y en María, fue curada milagrosamente el día de la procesión de Nuestra Santísima Madre en el año 1898. Y vivió plena y feliz hasta que, con toda la paz de los justos, entregó su alma al Señor el 30 de julio de 1945.

Hermana María Ana de Jesús Iriarte

El 17 de agosto de 1866 nace Mercedes Iriarte; este acontecimiento sucede en Córdoba, aunque sus padres eran inmigrantes Europeos: Mariana, su mamá, era francesa y Carlos, su papá, era español. En ese rico y diverso contexto hogareño creció feliz, cosechando virtudes, conociendo desde el principio lo que significa creer en Dios familia.

Ya en su nombre venía escrita su misión, en sus raíces españolas estaba la devoción a Nuestra Madre de la Merced. Si eso no era pista suficiente, lo fue el hecho de que formó parte de las 10 primeras hermanas que se embarcan junto a Fray José León Torres para fundar una nueva Congregación: “Hermanas Terceras Mercedarias del Niño Jesús”.

Algo vió el Venerable Fundador en la Hermana Maria Ana de Jesús pues le encomendó la gran misión de ser la primera Madre General del Instituto. Y no se equivocó, pues era el vivo retrato de mujer fuerte del Evangelio, solícita Superiora, dechada de virtudes: generosidad, amabilidad, acogedora, madre, hermana, hija… Su corazón ardía por la caridad redentora, siempre atendiendo a las necesidades del prójimo, abierto hacia los cautivos.

Quienes la conocieron no tienen más que palabras de respeto y gratitud sobre su persona. En sus escritos se refleja una persona de firmes decisiones,de humildad profunda, preocupada por acompañar a sus Hermanas, amante de la Orden y de su Instituto; en las cartas que escribía, cada palabra estaba cargada de sentido, lograban expresar las emociones necesarias y siempre eran claras en su mensaje. De la misma manera recibía numerosos escritos de sus hijas, que deseaban compartirle sus días, sus alegrías y tristezas, pues confiaban en ella.

Además de ser Madre General en los primero dos periodos desempeñó también el rol de Maestra de Novicias y de Superiora de la Primera Casa, entre otros. Estos servicios pudo realizarlos gracias a que siempre se confió bajo la protección del manto de María y vivió entregada a la Providencia Divina. Con ese mismo espíritu de entrega humilde, partió hacia la casa del Padre el 23 de agosto de 1939.

Hermana María de los Dolores Taboada

El hogar conformado por Cipriano Taboada y Sebastiana Canela, en la ciudad de Córdoba, es bendecido con el nacimiento de Mauricia Taboada. Pocos datos se conocen sobre su infancia y adolescencia. Si sabemos que fue una del las diez primeras jóvenes que se unen a la respuesta del Padre Torres, iniciando un nuevo Instituto Religioso.

Desde que recibió el hábito de la Merced se comprendió Hija amada y predilecta de nuestra Madre, y se sintió aún más acompañada en el camino hacia la santidad cotidiana. De su vida religiosa destacan su minuciosa obediencia y su amor por la pobreza hasta en el más mínimo detalle.

Su amor por la Congregación fue grande, tanto en vida como después de su muerte. Luego de una larga -y pacientemente transitada- enfermedad, entregó su espíritu el 18 de enero de 1895, y de ese momento conocemos dos hechos curiosos que revelan el profundo amor y la verdadera Consagración de nuestra Hermana:

– Cuando sabía que era ya su hora de partir, sostenida por la bondad de Dios, tuvo las fuerzas necesarias para esperar a Nuestro Padre Fundador y pedirle permiso para morir. Sólo después de haber obtenido el permiso, la comunión y la unción de los enfermos cierra los ojos y parte de este mundo.

– Sus familiares habían solicitado dejar sus restos en el panteón familiar, cosa que se les permitió. Pero ese no era el deseo de nuestra Hermana María de los Dolores, es así que pese a tener todo lo necesario y las medidas convencionales, al momento de meter el ataúd no hubo forma de hacerlo entrar. No cabía sin importar cuanto tratasen.

Es que era deseo de esta santa mujer el de descansar junto a sus hermanas de hábito, y así fue.

Hermana María del Salvador Montenegro

En San Francisco del Chañar nace el 25 de enero de 1868 Corina Montenegro, hija de Rosauro Montenegro y de Fabriciana Argañarás. Durante su juventud conoció a un sacerdote Mercedario, quien fue su confesor. Ese mismo Fraile es quien después la convoca para fundar una nueva Congregación de la rama femenina Mercedaria, pues vio en ella un profundo deseo de responder a un llamado de Dios. Es así que el 1° de octubre de 1887 recibe el hábito blanco, símbolo de su consagración y de su identidad de hija de María.

Durante su vida religiosa fue trabajando en su enérgico carácter, direccionándolo enteramente hacia Dios y su obra. Fue así que en cada puesto que ocupó fue su ejemplo de vida lo que iba edificando a sus hermanas y allegados. Y sin perder su humildad se encargó de ser directora del internado, de ser asistente general, ecónoma general, comendadora, consejera, superiora; entregó grandes servicios a la Congregación, pero nunca se perdió de los pequeños detalles, de preocuparse por cada pequeña del colegio, de cada anécdota de las niñas del internado.

Fue, junto con la Hermana María de la Cruz Funes, de las pocas que llegaron a celebrar sus 65 años de hábito. Y a los 84 años se va de este mundo para encontrarse con su amado Esposo.

Hermana Ramona de las Mercedes Luján

Formó parte del grupo de las diez primeras Hermanas y su humildad fue tan grande, su entrega tan profunda que no se conocen detalles sobre su vida antes de consagrarse. Desde los primeros preparativos, hasta su vejez, se dedicó siempre con especial fervor al servicio de Dios y de su querido Instituto.

Como religiosa cultivó un particular espíritu de pobreza, contaban sus hermanas que su desayuno no era más que pan y leche, que no usaba silla sino un banquito, que no admitía más que un pequeño y delgado colchón, pero que todo eso lo realizó siempre en silencio y con una cálida sonrisa.

Con ese mismo carácter sencillo fue maestra de novicias en más de una ocasión, moldeando y acompañando a las almas que deseaban consagrarse a Dios. Se desempeñó también como consejera general, consejera local, y con la misma seriedad se ocupaba de los detalles cuando fue sacristana del Convento de León XIII, o cuando atesoraba – ya como si fuesen reliquias- las cosas que pertenecían a Nuestro Venerable Fundador. Con igual silencio y pequeñez murió un sábado, día especialmente Mariano, el 12 de enero de 1946.

Hermana Mercedes Rosa Ardiles

Rosa Ardiles nació en Chaleca en el Departamento de Río Primero el 31 de diciembre de 1861, fue una de las diez primeras Hermanas que, junto al Padre Torres fundó la congregación de Hermanas Mercedarias del Niño Jesús en 1887.

comenzó su vida religiosa en gran fervor de espíritu, cultivando un progresivo relajamiento, unido a una piedad profunda y creciente humildad. Estas virtudes fueron características durante su vida, a la que no le faltó la prueba interior de los escrúpulos.

Amante de la pobreza, remendaba con prolijidad su ropa. Muy observante del silencio. Se exigía mucho en la puntualidad, solía repetir con frecuencia: “Hermanita, hay que dejar lo que se está haciendo, para ir cuando nos llama el Señor”.

Se desempeñó eficientemente en su oficio de portera y se le confiaron otros cargos: Procuradora, Vicaria de la casa Madre, Asistente General y en repetidas oportunidades ejerció el cargo de Comendadora de las casas de Villa Concepción y Arroyito. En el transcurso de estas responsabilidades ponía de manifiesto su recogimiento interior y su continua unión con Dios.

Demostraba gran amor al Santísimo Sacramento, a Nuestra Señora de la Merced, a su instituto y a toda la Orden de la Merced. Era fidelísima a todo lo enseñado por el P. Torres.

Durante varios años, soportó con edificación y paciencia, las alternativas de una grave afección cardiaca, a la que se unieron otras complicaciones. Una religiosa que la conoció mucho, dijo que en la enfermedad se puso de manifiesto su santidad.

Confortada con los santos sacramentos, con gran paz y tranquilidad entregó su alma al Señor el 23 de noviembre de 1944.

Hermana Josefa de la Cruz Soria

Nació en Córdoba y fueron sus padres Faustino Soria y Concepción Barrera.

Es una de las diez primeras Hermanas, vistió el hábito el 1 de octubre de 1887 en el día de la fundación del Instituto, hizo su profesión el 1 de enero de 1899.

Era una persona de mucha edad y de estado viuda. Era hermana lega. Fue su madrina de vestición la Sta. Josefa Recalde.

En la primera reunión de comunidad que fue presidida por el Padre Torres, a su nombre Josefa se le añadió el precioso apelativo de la Cruz y se le asignó el oficio de portera.

Desde el primer momento de vida religiosa se noto en ella un espíritu humilde y paciente. Ocupaba el último lugar en su calidad de conversa, e igualmente se creía la última por su humildad sincera, ajena a toda afectación.

Entre las manifestaciones de su piedad, era la más común el ardiente deseo que tenía de la conversión de los pecadores. Por este fin oraba con ardiente fervor y era casi su ocupación ordinaria, cuando estaba ya imposibilitada de prestar sus servicios a la comunidad. Era asistente asidua a los actos comunes y llegaba al coro apoyada en un bastón de madera, que se oía resonar en los pisos de las galerías, en las primeras horas de la madrugada.

El P. Torres a veces la nombraba llamándole Doña Josefa; y ella con todo buen humor y alegría celebraba la ocurrencia del Padre.

Falleció de un ataque al corazón y otras complicaciones. Antes de su muerte, que fue el 6 de junio de 1903; recibió los sacramentos y todos los demás auxilios y con alegría y confianza de los justos entregó su espíritu en manos del Creador a los 16 años de vida religiosa.

Hermana María de Jesús López

Nació en Córdoba y fueron sus padres don Saturnino López y doña Antonia Maldonado.

Es una de las diez primeras Hermanas y tomó el hábito, como sus compañeras, en la solemne ceremonia del 1 de octubre de 1887.

Era religiosa lega, su madrina de toma de hábito fue la Sra. Pastora Olmos de Goebel.

Maria de Jesus tuvo en su alma aquel entusiasmo incomparable del primer momento de la Congregación. Era sencilla y humilde y servía a sus hermanas con aquella obediencia y abnegación modelos, que aprendió del buen maestro, el P. Torres. La Hermana Lopez era amada y respetada por sus hermanas.

Después de pocos años de conventualidad en la Casa Madre, estuvo en Mendoza, ella integró el grupo fundador de dicha casa en mayo de 1892. Estuvo también en Villa Concepción y Arroyito, sirviendo en todas partes con excelente voluntad, en los modestos oficios que se le confiaban. Después de prestar sus servicios en las casas mencionadas, volvió a Mendoza, en donde murió el día 22 de julio de 1927, a los 40 años de religión.