Hoy iniciamos el mes de septiembre, que tiene significados muy lindos para nosotros:
Para la Iglesia de todo el mundo es el mes de la Biblia. Tanto cristianos católicos como evangélicos celebramos el mes de la Biblia, de la Palabra de Dios. Y para los cristianos de la familia mercedaria es el mes de María de la Merced, Nuestra Madre la Virgen.
Siempre para los mercedarios este es un mes de alegría, de sentirnos cerca de María, nuestra madre, de recordarla, de agradecerle, de acudir a ella para pedirle, un mes para contemplarla y aprender de ella, dejar que nos enseñe a ser personas de fe, seguidores de Jesús.
Queremos, durante este mes de septiembre, hacer nuestra oración uniendo estos dos motivos: la Palabra de Dios y la figura de María.
Porque gracias a María la palabra de Dios se hizo carne, es decir se hizo se hizo hombre como nosotros, gracias a María pudo venir Jesús, el hijo de Dios de Dios hecho hombre, a enseñarnos, a acompañarnos, a hablarnos con claridad y cercanía, a guiarnos, a enseñarnos a ser hermanos. Y María está presente en la palabra de Dios, en el evangelio, desde el principio hasta el final.
Hoy vamos a meditar una frase que dice María al inicio del evangelio de Juan, cuándo Jesús comenzaba su vida pública, es decir, cuando todavía no era conocido por los hombres como “Dios y salvador”. Dijo María: “hagan lo que Él les diga”
“Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga». Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete». Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su o rigen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y les dijo: «Siempre se sirve primero el bu en vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento». Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.” (Jn 2, 1-12)
Detengámonos en estas palabras de María ante la situación de dificultad y de desconocimiento de Jesús. María le dice a los que están en problemas y a los que aún no creen en Jesús, porque no lo conocen «Hagan todo lo que él les diga». Estas palabras valen también para nosotros hoy.
Hacer lo que Jesús nos dice, para salir de las dificultades, para que vuelva la alegría y la celebración a nuestra vida.
Hacer lo que Jesús nos diga, aún sin saber bien del todo quién es Jesús.
Hacer lo que Jesús nos diga, aun cuando tenemos un conocimiento muy escaso de Dios.
Hacer lo que Jesús nos dice, para despertar la fe, para que ocurran los milagros. (como en la boda de Caná).
Oremos ante la Virgen:
- Te pedimos, Madre, qué nos ayudes a escuchar a Jesús cuando nos habla.
- Que podamos escuchar la palabra de Jesús con confianza, sabiendo que siempre nos va a decir cosas buenas para nosotros y para los demás, y ponerla en práctica, hacer lo que él nos dice.
- Enséñanos María a tener oídos y corazón atentos a la voz de Dios, y a las necesidades de los demás.
Oración a la Virgen de la Merced
María, Madre de la Merced: Tú, interviniste en favor de los cristianos que sufrían cautividad y se encontraban en peligro de perder su fe, y hoy sigues haciendo presente el amor de Dios entre los hombres, los que sufren, los pobres, los oprimidos.
Escucha nuestras súplicas. Rompe las cadenas que nos impiden ser libres y conviértenos en redentores, para que llenos del amor de CRISTO, nos dediquemos a promover la verdadera libertad de los Hijos de Dios. Amén.