Llega fin de año, llega el cierre del ciclo lectivo, se acercan las vacaciones y se acerca Navidad. Y así lo vivimos en cada uno de nuestros colegios.
Empiezan los actos académicos, los actos de egreso, algunas celebraciones para dar gracias por el año compartido y también por los cierres de procesos. Y en medio de toda la vorágine que vivimos, hay lugar para una celebración especial, el pesebre.
A lo largo de nuestras comunidades, se pudo ir disfrutando o en estos días disfrutaran de distintas representaciones con estudiantes, docentes y familias de aquel momento de la Encarnación del Hijo de Dios.
María, José, los pastores, los reyes, algunos animales y el lugar para recibir al Niño, que vendrá con alegría, con esperanza y con paz.
Que este tiempo de Adviento, lo vivamos con un corazón agradecido por tantos momentos vividos y compartidos en cada comunidad, en cada colegio, en cada obra; con la alegría de estar todos juntos nuevamente, reunidos, celebrando. Y en ese corazón, le damos lugar al Niño Dios, que sigue transformando nuestros corazones y nuestras vidas.