El pasado 10 de junio, vivió su Pascua nuestra querida Madre María Cristina Mujica, dejándonos su testimonio de vida religiosa mercedaria, iluminada con la luz de profunda fe, de fidelidad y alegre entrega a la Voluntad de Dios. Su identificación con el Carisma Redentor, de amor a la Iglesia, a la Congregación, a sus Hermanas, a las personas con quienes compartió la misión y desde su servicio como Superiora General y Formadora, fue guía que orientó, acompañó y alentó con caridad. Recordaremos siempre a la religiosa con corazón contemplativo, de paz, sencilla, humilde, fraterna, prudente, acogedora, comprensiva y de entrega generosa para con todos. Encomendamos su alma a Dios para que, en su abrazo eterno con el Padre, siga viviendo su amor y unión con Él y junto a nuestra Santísima Madre María de la Merced, interceda por nosotras.
